El verde inmortal me asedia,
verde que atrapa y cautiva,
enciende el alma, aprisionándola,
la vigila, la transforma,
El verde insípido apenas
se ve, va cauteloso,
silencioso, traicionero.
En su apogeo, iracundo,
ríe sin pudor,
acecha a la presa
y con ojos nubladores,
esta cae sin respuesta alguna.
El sueño ha puesto en los labios,
la miel al
moribundo.
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